Bienvenidos, amigos visitantes, a la Catedral o, mejor a las dos catedrales de Plasencia: La Antigua o de “Santa María” y la nueva, dedicada a la Asunción a los Cielos de Nuestra Señora. Os ofrecemos esta información para que os ayude a comprender y a admirar este edificio que pudiendo parecer normal su construcción, contiene sin embargo, complejas soluciones arquitectónicas.
El rey castellano Alfonso VIII fundó la ciudad de Plasencia en el año 1189. Quiso crear un importante núcleo de población que hiciese frente a los musulmanes, situados al sur, y que limitase el territorio al rey cristiano de León que reconquistaba las regiones del oeste peninsular.
Unida a la fundación de la ciudad surge la creación de la Sede Episcopal de Plasencia. Administraría una amplia Diócesis que hoy comprende desde las tierras de Béjar hasta las de Trujillo. Las catedrales de Plasencia serán símbolo de la religiosidad que ha tenido históricamente este pueblo y de la importancia de la organización eclesiástica en estas tierras.
Dos catedrales, dedicadas a la Virgen María, posee hoy Plasencia: La Catedral Nueva y la Catedral Vieja o de Santa María. Forman el conjunto arquitectónico y artístico más relevante de la ciudad. Las dos están incompletas. La primera tiene cabecera y crucero, faltándole las naves del cuerpo y el hastial o fachada de los pies de la iglesia. La segunda carece de cabecera y crucero, que fueron derribadas para construir la Nueva. Exteriormente una fractura plástica, no muy convincente, une las dos catedrales. EL conjunto goza de una diversidad de espacios, de fachadas, de figuras,… que produce las delicias del visitante. La Catedral Nueva es más espaciosa, lujosa y moderna que la Antigua, que es más austera y primitiva; también más intima y misteriosa.